Rab. Werbin - La Vejez

Un señor de edad, con el rostro adornado por las arrugas y su pelo blanco como la nieve, se miró una mañana frente al espejo y sin medir demasiado las consecuencias, comenzó a hablar.

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Si alguna cámara filmadora estuviese registrando esos instantes, todo aquel que viese las imágenes pensaría que el hombre no está en su plenitud mental, sin embargo lo estaba.

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Una vez que finalizó se lamentó no haber tenido un grabador para perpetuar las palabras que había dicho. Como un rayo corrió con todas sus fuerzas hacia su escritorio, no debía demorarse, era un señor mayor pero no era una persona débil, e intentó poner en un papel lo que había dicho frente al espejo.

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Y dijo mas o menos lo siguiente:

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"La vejez es una bellísima edad. La edad de oro de la vida. No tanto porque la alternativa sea morir sin conocer el lujo de aquel privilegio, sino porque es la época de la Libertad. De joven creía ser libre. Pero no lo era. Me preocupaba por el futuro, me dejaba influenciar por un montón de cosas o de personas, y en la práctica no hacía más que obedecer. A los padres, a los profesores, a los directores o patrones donde trabajaba ya a los doce años... Era simplemente obediente.

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De adulto creía ser libre. Pero no lo era. Me preocupaba todavía el futuro, me dejaba condicionar por los juicios malévolos, temía las consecuencias de mis decisiones... Era temeroso. Hoy ya no las temo. Los juicios malévolos no me condicionan ya, el futuro ya no me preocupa. ¿Por qué debería preocuparme? Ya ha llegado. Y liberado de inútiles deseos, de superfluas ambiciones, de erradas quimeras, me siento libre como nunca lo he sido. Libre con una Libertad completa, absoluta. Además la vejez es bellísima porque de viejos se comprende lo que de jóvenes e incluso de adultos no se había entendido. Porque con las experiencias, las informaciones, los razonamientos que hemos acumulado, todo se clarifica. Mucho más claro. Algunos llaman a esto sabiduría. Y si soy sabio no lo sé. A menudo excluyo ese interrogante. Lo que sí sé es que gracias a las experiencias, a las informaciones, a los razonamientos, mi cerebro ha mejorado como un buen vino tinto. Intensificó su sabor, absorbió las energías que el resto del cuerpo ha ido perdiendo. No es que sea escandalosamente viejo, entendámonos. Juego un poco con el tema de la edad. Es mi manera de creer que puedo seguir seduciendo como lo hacía cuando era un joven galán y apuesto. Pero los años me ayudan, eso creo, porque pienso mejor, estudio mejor, trabajo mejor. Es como si la fuerza de mis piernas, de mis brazos, de mis pulmones se transfiriese a mi cabeza. Y esto me llena de tal felicidad que nunca pienso "Me-gustaría-volver-atrás, recomenzar-de-cero". No de cero, pero siento que necesito esta renovación.

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A los que no logro comprender del todo es a los más jóvenes. Yo también fui joven -continuaba el anciano en su relato- pero nunca dudé en consultar a los mayores. Recuerdo que los consultaba por dos razones, la primera era que obviamente por la experiencia sabían más que yo. Y la segunda es que sabía que al consultarles, los estaba honrando, dándoles lugar, mis mayores se sentían importantes, reconocidos. Aunque reconozco que no siempre escuchaba sus consejos, pero trataba de participarlos, eso los hacía sentir bien.

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Está escrito en la Biblia "mipnei zeiba takum". Debes ponerte de pie frente a los mayores.

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Ponerse de pie metafóricamente, creo, prosiguió el hombre, significa, retribuirles por lo que los mayores le han brindado, por lo que han enseñado, colaborado. Ponerse de pie frente a los mayores es devolverles el espacio que merecen, es darles la posibilidad de renovarse.

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Hoy quedan pocos que lo cumplen, bah, quedan pocos que cumplen con el resto de los preceptos, porque habría e ser este la excepción.

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Hace unos días decidí llevar a mi nieto de 6 años al shul por primera vez. Sus padres aún no lo habían llevado así que les pedí autorización, ahora hay que pedir autorización para ver a los nietos, en mi época había que pedir autorización para poder ver a los abuelos. Que mas da, lo que importa es que lo llevé y estuvo por primera vez en la sinagoga.

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Rezamos juntos, le expliqué cuando había que ponerse de pie, contestamos amén a las bendiciones, amén en el kadish, amén respondimos cuando habló el rabino.

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Cuando salíamos de la sinagoga mi nieto me preguntó, zeide, a ver si entendí… el amén es algo así como el enter en el computador?

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No tuve más remedio que decirle que sí, a pesar de que no sé de que hablaba. Imagino que hablaba de algo tecnológico.

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A propósito.

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Si la tecnología de la comunicación está cada vez más desarrollada, por que la gente esta cada vez mas incomunicada?

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Yo todavía leo libros, escucho la radio, camino por la calle, pienso, disfruto del canto de los pájaros.

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Unos días atrás leí algo muy interesante acerca de las aves, aprendí que el águila es el ave de mayor longevidad de su especie, llega a vivir 70 años. Pero no le es sencillo llegar a esa edad, al cumplir los 40 años debe tomar una decisión difícil y trascendente. A esa edad sus uñas están muy blandas, han perdido vigor y ya no consiguen atrapar a las presas con las que se alimenta. Asimismo su largo pico se debilita y se curva apuntando hacia su pecho. Sus alas están envejecidas y sus plumas se tornan gruesas por lo que se le hace muy complicado volar.

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Entonces el águila tiene dos opciones, morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que dura 150 días.

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Como es este proceso? El águila se dirige hacia lo alto de una montaña y se queda en un nido precario que ella construye, cercano a un paredón, para no tener necesidad de volar. Allí comienza a golpear su pico contra la pared hasta destruirlo. Espera, entonces, el crecimiento de un nuevo pico con el cual podrá arrancar una a una sus viejas plumas y nuevamente esperará que vuelvan a crecer. Sólo entonces, pasado ese tiempo de novación, podrá volver a su hábitat donde podrá vivir 30 años más.

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Je ..je… renovación dijo el hombre mayor, mientras terminaba de escribir , se puso de pie y se dirigió nuevamente frente al espejo. Si uno se renueva, tiene más posibilidades".
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Queridos amigos. Rosh Hashana, el comienzo de un nuevo año. Un año de posibilidades.

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Este es el tema que nos convoca, volver a empezar, recuperar el potencial olvidado, los sueños abandonados, escribir una nueva página en nuestra historia.

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El libro de oraciones que utilizamos se llama majzor, cuya raíz hebrea significa volver, regresar, retornar, porque esta posibilidad se nos abre cada año. Pero también se nos presenta cada día, cada instante.

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Hoy recordamos juntos la creación del ser humano, hoy D´s nos ofrece una nueva oportunidad, de seguir creándonos, renovándonos.

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Hoy más que nunca, al igual que las águilas debemos aislarnos, y enfrentar el proceso de renovación, porque no somos ancianos. Debemos desprendernos de aquello que nos lastima, que nos causa dolor, que nos pesa y limita la plenitud de nuestro vuelo.

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Debemos girar, mirar hacia atrás, valorar lo que hemos hecho, recordar a quienes nos han ayudado a serlo, eliminar lo que nos disminuye como personas y nos roba el entusiasmo por la vida.

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Si somos capaces de renovarnos podremos seguir extendiendo las alas y volar.