domingo, 30 de septiembre de 2007

NUEVO Rab. Jodorkovsky - Cambiando nuestro pasado

(Basado en un dvar torah del Rabino Harold Kushner)
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Desde niño que he tenido la fantasía de poder viajar en el tiempo.

Seguramente más de alguno de ustedes habrá tenido esa misma fantasía. Poder tomar algún tipo de máquina del tiempo, viajar por los años y ver cómo será nuestra vida dentro de 20 ó 30 años.

Cuando era bien niño me intrigaba, por ejemplo, saber como iba a ser eso del año 2000. Hacía cuentas permanentemente para saber cuantos años tendría con la llegada del nuevo mileno y fantaseaba con saber con quién estaría en ese momento, si ya estaría casado o si ya tendría hijos.

Conservo vivos en mi memoria frescos recuerdos de mi tierna infancia, apenas a los 5 ó 6 años, jugando a fabricar máquinas del tiempo y volando hacia un futuro donde los carros volarían y los robots serían nuestros sirvientes.

¿Quién no fantaseó por ejemplo con tomar una máquina del tiempo y saber con anticipación los resultados de algún sorteo? O pensando en algo aún más cercano, díganme si no les gustaría viajar por el tiempo y saber si Alvaro Uribe seguirá siendo el presidente de los colombianos…, o saber si va a ser Obama o MacCain.

Durante mi niñez, y mientras vivía en Chile, había un momento en el año que para mi era el más mágico de todos. Y no piensen que tiene que ver con alguna festividad como Pesaj, o Purim. No, se trataba de algo mucho más mundano.

Aquellos que han vivido en países donde existen las estaciones del año, seguramente recordarán que hay lugares donde se acostumbra a cambiar la hora dependiendo si esta comenzando el verano o el invierno. Así, para aprovechar la luz en los días que son más largos, lo que se hace es adelantar el reloj una hora en verano, y cuando llega el invierno nuevamente el reloj se retrocede una hora para atrás.

Recuerdo que no había nada más mágico para mi, cuando era niño, que quedarme despierto hasta las 12 de la noche, la noche en que a la llegada del invierno retrocedíamos una hora el reloj. Era algo maravilloso, de pronto estaban por ser las 12 y algo mágico te hacía retroceder el tiempo y en tan solo unos segundos volvían a ser las 11 de la noche… Y yo me preguntaba, cómo podía ser, si en realidad ya habíamos vivido la hora entre las 11 y las 12 de la noche, y otra vez la volvíamos a vivir.

Vivía esa hora como algo mágico, como un regalo del cielo que no se podía desperdiciar. Cuantas veces decímos “si solo tuviera esa oportunidad de volver a vivir ese momento”. Cada año se nos permitía vivir esa hora otra vez… Yo no entendía como la gente dormía mientras se nos daba semejante regalo… que manera de desperdiciar una impresionante oportunidad.

Como amante de la ciencia ficción y en especial de esto de los viajes en el tiempo, disfruté enormemente ese clásico de los años 80 “Volver al Futuro” con Michel Fox y su tío Emet Brown atravesando los límites del tiempo en un lujoso auto deportivo.

Marty, como se llamaba el protagonista, se movía con total facilidad en el tiempo, atrás o adelante, intentando averiguar como sería su futuro o curioseando las intimidades de la época en que sus padres habían sido novios.

En especial, más que con la posibilidad de ser transportado hacia el futuro, fantaseaba con poder viajar al pasado y poder cambiar esas cosas de las que todos siempre nos arrepentimos… Un regaño de los papás, el vidrio roto del vecino, esa travesura en el colegio que significó algo más que un simple castigo… o el día en que sabíamos que teníamos que hacer algo pero la pena fue más que el coraje y perdimos esa gran oportunidad.

¡Que ganas de volver al pasado y cambiarlo! Si tan solo pudiésemos retroceder en el tiempo y hacer ese pequeño cambio, ese breve segundo donde la embarramos, ese cambio tan pequeño pero tan significativo.

Estoy seguro que todos quisiéramos tener esa segunda oportunidad… es más si venimos especialmente a la sinagoga en estos Yamim Noraim, Rosh Hashaná y Yom Kipur, es porque estamos dispuestos a reconocer que durante este último año cometidos bastantes errores, nos lamentamos por ellos y quisiéramos cambiarlos. Ese proceso de arrepentimiento, que no es solo un ejercicio intelectual y que nos hace pensar ¡Qué daría por haberlo hecho!... es lo que los judíos llamamos teshuvá… arrepentirnos, pero un arrepentimiento que implica cambio y reparación.

En estos días los judíos de todo el mundo nos congregamos justamente porque somos capaces de identificar situaciones en nuestras vidas a las que quisiéramos retroceder para vivirlas de otra forma… palabras que dijimos que quisiéramos haber podido guardar, decisiones que no tomamos y de las que ahora nos arrepentimos.

¿Sería posible hacerlo? ¿Retroceder el tiempo y cambiarlas? Todos diríamos que no, que es pura fantasía, a menos que hablemos de ciencia ficción.

Quiero contarles, queridos amigos ,que este año he aprendido que esa posibilidad existe. Y no se trata ni de fantasía ni de ciencia ficción, existe una forma de cambiar el pasado…

¿Como así?

El Rabino Yosef Soloveitchik, durante muchos años el máximo representante de la Ortodoxia Moderna en el judaísmo, sostiene en uno de sus ensayos que a diferencia de lo que ocurre con cualquier otra civilización, en el judaísmo tenemos la posibilidad de retoceder al pasado y cambiarlo.

Para la mayoría de las culturas, dice Soloveitchik, el tiempo fluye desde ayer a hoy, y desde hoy hacia mañana. El pasado modela, así, al presente y es el presente el que determina el futuro. Causa y efecto: algo ocurrió ayer o el año pasado, o hace 10 años, y por causa de eso algo va a ocurrir hoy, y lo que ocurra hoy va a causar que algo ocurra en el futuro. Es el pasado el que determina el futuro.

Pero en el judaísmo, insiste Soloveitchik, es el futuro el que determina el presente y define el significado del pasado. Por ejemplo, si algo grave le ocurre a una persona, implicará esto que se termine su fe o bien una oportunidad para madurar y aumentar la fe que tenía? Un error que cometiste… será eso un error o bien una oportunidad para aprender? No podemos responder solamente tomando en cuenta lo que ha pasado. Este pasado solo tendrá sentido a la luz de lo que elijamos hacer con él, hoy y mañana…

…Si Sigmund Freud enseñó que los seres humanos estamos determinados por nuestras experiencias de la infancia, Soloveitchik enseñó que estamos determinados por nuestra visión de futuro. Y si podemos elegir el futuro que deseamos tener, entonces podremos retroceder en el tiempo y cambiar nuestro pasado.

Por supuesto que no se trata de una máquina del tiempo o de uno de esos agujeros-gusanos (wormhole) que aparecen en los modelos de los físicos y que plantean la posibilidad de viajar en el tiempo… si así fuera ya habríamos viajado al pasado y por lo menos habríamos impedido la shoa, el holocausto.

Pero sí hay cosas que podemos hacer, en el presente y en el futuro… tomar decisiones basadas en nuestra visión de qué clase de pueblo queremos ser y en qué clase de mundo queremos vivir, y esas decisiones podrían cambiar, claramente, el sentido del holocausto. No podemos revivir a los 6 millones de mártires, pero sí podemos determinar el sentido último que se le dará a sus vidas y a sus muertes.

Por ejemplo: si decidimos aportar dinero para el estado de Israel estaremos asegurando que el Holocausto no sea el causante de la desaparición del pueblo judío porque seguirá siendo la luz que guíe el renacimiento de nuestro pueblo. O si apoyamos, por ejemplo, el renacimiento de las comunidades judías en Alemania o en Polonia estaremos decidiendo si Hitler logró destruir o no la cultura judía en esos paises.

Pero volvamos al terreno personal… estamos acá porque todos tenemos cosas por las que nos arrepentimos, lo que dijimos mal, lo que hicimos mal o lo que no hicimos. Según el Rabino Soloveitchik los seres humanos vivimos no tanto de las memorias del pasado sino de la manera en que nuestra visión del futuro viene para ayudarnos.

Y permítanme que les grafique esto a través de una breve historia que les aseguro nos puede ahorrar decenas de horas de terapia si la comprendemos bien y el mensaje es que NO SOMOS PRISIONEROS DE NUESTRO PASADO, sino que somos ARQUITECTOS DE NUESTRO FUTURO.

Hace unos años murió Nejama Leibovitch, una destacada profesora de la universidad hebrea de Jerusalem, conocida por sus impresionantes historias. Cuando murió alguien recordó una de las anécdotas que ella contaba:

Durante su juventud ella era profesora en una escuela para mujeres ortodoxas en Israel y mientras enseñaba a cargo de las niñas de cuarto grado de primaria, un día vino otra profesora y le dijo que se había presentado un problema porque se estaban robando cosas de valor desde el salón de clase de las niñas. Al principio, aclaraba, la situación se toleró porque eran cosas menores, pero ahora se trataba de ropa y también de dinero.

¿Qué fue lo que hizo esta profesora? Juntó a todas las alumnas y les dijo así: Lo que les voy a decir es solo para una persona de esta sala, pero como no se quién es se los voy a decir a todas: Alguien ha estado robando de sus compañeras, y nosotros, en este colegio nos tomamos estas cosas con gran seriedad.

Si las cosas que faltan aparecen en mi escritorio antes de mañana a las 8 de la mañana, consideraré este asunto como terminado. Si esto no ocurre, le advierto a la persona que lo hizo, que después pueden ocurrir dos cosas, y las dos son malas: Puede ser que sigas robando hasta que un día te atrapen, seas avergonzada en público y avergüences a tu familia. O puede ocurrir que sigas robando y nunca seas atrapada y eso incluso puede ser peor, porque entonces cada día de tu vida tendrás que considerarte a ti mismo como una ladrona. Ahora, quiero que consideres esto con mucho cuidado: ¿Eso es lo que quieres, que te consideres a ti misma una ladrona por el resto de tu vida?

Los artículos aparecieron a la mañana siguiente en el escritorio de la profesora y los robos se terminaron. ¿Qué aprendemos de esta historia? Que una niña de 10 años decidió que lo que haría con su vida estaría determinado, no por lo que había hecho en el pasado, sino por su visión de cómo le gustaría verse a ella misma en el futuro.

Es la visión del futuro, y no la memoria del pasado, la que determina lo que hacemos en la vida. Y si logramos entender este mensaje, habremos también entendido el significado más importante de estos Yamim Noraim que es el gran poder que tiene la teshuvah.

Resulta imposible traducir lo que teshuva significa en español. Intentamos traducirla como “arrepentimiento” pero realmente es mucho más que eso… No se trata de decir “lo lamento” o simplemente “perdón”. Incluso tampoco se trata de decir “Lo lamento y te prometo que voy a tratar de no hacerlo nunca más”. Teshuvá sería algo así como “Lo lamento. Me veo a mi mismo y no me gusta la persona que era cuando te hice eso. No me gusta ser una persona que es capaz de haberte hecho eso, y no quiero ser esa persona nunca más”. Se trata no solo de asumir responsabilidad por el pasado, implica mirar hacia el futuro y plantear un cambo en quienes somos, no solamente en lo que hicimos.

Y a eso se refiere Soloveitchik cuando insiste en que podemos cambiar el pasado… si hacemos verdadera teshuvá y nos planteamos un cambio a futuro, vamos a estar cambiando cualquier sentido que haya tenido nuestro pasado.

Estamos en la segunda noche de Rosh hashaná, ya hemos empezado a comer bien, llevamos ya unas cuantas horas anotadas de rezo en la sinagoga… quisiéra proponerles entonces que tomemos estos 10 días entre Rosh Hashaná y Iom Kipur para que nos planteemos, aunque sea con una o dos cosas, con uno o dos errores que hayamos cometido este año pasado, hacer un proceso de verdadera teshuvá y que cambiemos así nuestro pasado.

Pensemos unos segundos… Una pelea con tus padres…. Un arrebato de enojo hacia tus hijos… Ese amigo del que te distanciaste… elijamos sólo uno o dos y planteémonos de verdad la posibilidad de cambiarnos a nosotros a partir de ese error.

Lo que ya hiciste no lo vas a poder modificar, pero sí el impacto que esto tiene en tu vida… piensa en cómo cambiarlo y plantéate dos o tres metas para alcanzar ese objetivo. No somos prisioneros de ese pasado, somos arquitectos de nuestro futuro. Haz que lo que pasó adquiera poca importancia, y hazlo con aquello que sí puedes hacer, con las decisiones que tomes de hoy en adelante.

Mi invitación es para que podamos tomarnos en serio estos Yamim Noraim, que no sean solo días de fiesta y celebración familiar. Que sea un momento de reflexión personal y de verdadera oportunidad para el cambio.

Si así lo hacemos y aceptamos la propuesta que nos hace nuestra tradición de hacer Teshuvá, estaremos entonces en condiciones de liberarnos de esas cadenas del pasado que nos avergüenzan por aquellos actos que cometimos y de los cuales nos arrepentimos y hubiésemos preferido hacer de otra manera.

La tradición judía nos dice en esta noche de Rosh Hashaná que cambiar es posible, que podemos no seguir siendo esa persona que éramos cuando hicimos eso de lo que tanto nos arrepentimos hoy. Podemos liberarnos del pasado solo si comenzamos a pensar en el futuro.

Las máquinas del tiempo no existen ni jamás existirán. Y aunque nos guste fantasear con la posibilidad de viajar en el tiempo y vivir nuestra vida por segunda vez, lo que sí tenemos, y es real, es la posibilidad de cumplir con todo lo que nos propusimos pero nunca pudimos concretar… de modificar y cambiar todo aquello de lo que nos arrepentimos.
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Tenemos todo el futuro delante de nosotros para ser esa persona que siempre quisimos ser y hasta ahora no hemos sido.

Quiera D-s que podamos lograrlo. Shaná Tová.

jueves, 27 de septiembre de 2007

NUEVO - Rab. Kormis - Los Nearim

En este mismo instante, en diversos templos del mundo, se debe estar analizando y estudiando Akeidat Itzjak – la ligadura de Itzjak. Se debe estar alabando la fe de Abraham dispuesto a sacrificar a su único hijo, se debe estar criticando la conducta pasiva de Itzjak quien ante semejante evento no pronunció palabra.
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Si yo les preguntara cuales son los personajes centrales de este relato sin duda me nombrarían dos o a lo sumo tres: Abraham, Itzjak y D´s. Sin embargo, y en contra de lo que deben estar haciendo en otros lugares, me gustaría que hoy hablemos sobre otros dos personajes menos conocidos que aparecen en este relato, pero que a mi entender tienen un gran mensaje para entregarnos: los sirvientes de Abraham o en hebreo los nearim.
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Seguro todos recuerdan la historia. D´s se le aparece a Abraham y le dice que tome a su único hijo, a aquel que ama y lo lleve a un monte. En ese lugar debía atarlo y sacrificarlo. Abraham sin decir palabra, se levanta a la mañana siguiente, monta su burro, se va con su hijo y sus dos sirvientes al monte que D´s le había ordenado.
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Una vez ahí, le dice a los nearim que se queden junto al burro mientras él y su hijo suben para cumplir con la voluntad divina. Abraham ata a su hijo, levanta su puñal para sacrificarlo cuando D´s se le aparece y lo detiene.
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Abraham entonces ve un carnero que se había quedado atrapado en un arbusto y lo sacrifica en lugar de su hijo. Finalmente baja del monte, se encuentra con los sirvientes y juntos vuelven a su casa en Beer Sheva.
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¿Que rol cumplen en esta historia los nearim?
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Me atrevería a decir que casi ninguno. Según el texto bíblico es el mismo Abraham quien ensilla su burro, es Itzjak quien lleva los leños para el fuego del sacrificio. Es mas...¿en un momento de tensión y prueba, que ayuda le podían dar los sirvientes?
Supuestamente esta era una prueba de fe para Abraham y su hijo, no para todos los que habitaban su casa.

Pero presten atención en que momento del relato aparecen los nearim. Aparecen justo antes y después que Abraham sube a la montaña. Se quedan al pie del monte cuidando las pertenencias y luego lo reciben cuando Abraham regresa de la Akeida.
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Una hermosa interpretación nos enseña que los nearim representan la realidad, lo cotidiano, lo rutinario. Por eso en el momento de realizar la prueba de fe, ellos no se encuentran. La Akeidá, el sacrificio de Itzjak, es algo que se escapa de la rutina, es algo que va más allá de lo común. Abraham es capaz de dejar de lado la rutina, la realidad y elevarse solo a lo más alto del monte Moría para cumplir su misión.

Es así como los nearim se transforman en grandes protagonistas del relato y nos orientan en este día tan importante de nuestra tradición.

Es en este día de Rosh Hashana donde nosotros también debemos abandonar nuestra rutina, abandonar nuestra propia realidad y ser capaces de elevarnos hacia nuestra propia cumbre. Es en este día de Rosh Hashana donde somos invitados a dejar de lado a nuestros propios nearim y elevarnos solos a la cima de nuestro propio monte.

Pero este objetivo no es nada fácil. Vivimos corriendo, vivimos sobrepasados por la rutina y por este difícil mundo que nos agobia. Cada vez tenemos menos dedicación y menos tiempo para el espíritu. ¿Como lograr entonces este difícil objetivo de la elevación espiritual?

Quizás para encontrar la respuesta debamos seguir los pasos de uno de los más grandes líderes de nuestro pueblo, Moshe Rabeinu. Al igual que nuestro patriarca Abraham, el también fue capaz de abandonar la rutina, subir al monte, unirse con Ds y luego bajar.
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Moshe Rabeinu estuvo 40 días y 40 noches en el monte Sinaí recibiendo nuestra Tora. No solo eso sino que la Tora nos cuenta que durante esos 40 días se alejo de todo lo material: “Lejem lo ajal u maim lo shata” (Pan no comió y agua no bebió). Moshe logró dejar de lado todo lo material para unirse con D´s a través del espíritu.

El monte Moría por un lado y el monte Sinaí por otro. El monte del sacrificio y la entrega, sobre el cual Abraham estaba dispuesto a ofrendar a su hijo. El monte de la recepción y del reencuentro con Ds, sobre el cual Moshe recibió nuestra Tora.
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Ambos se unen en este solemne y sagrado día de Rosh Hashana.

Según nuestra tradición Moshe bajó con las segundas tablas de la ley el mismo día de Iom HaKipurim. A partir de hoy nos quedaran solo 8 días para realizar nuestra introspección y reflexionar sobre nuestras vidas. A partir de hoy nos quedaran solo 8 días para elevarnos y dejar de lado a nuestros nearim, a nuestra propia rutina y a nuestra propia realidad. A partir de hoy solo nos quedaran 8 días para bajar de nuestro propio monte Sinaí luego de haber estados parados frente a D´s.
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¿Cómo bajaremos? ¿Lograremos transformarnos?
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Sabemos que todo cambio exige sacrificio. ¿Lograremos sacrificar parte de nuestro ser para comenzar renovados este nuevo año que comienza?

Quiera D´s que durante estos días logremos ascender espiritualmente para descender renovados.
Elevémonos logrando nuestro propio Jeshvon Hanefesh. Dediquemos esta semana a nosotros y a nuestras familias. Luchemos por despegarnos de la rutina que está simbolizada en el texto bíblico por los sirvientes.

Preguntémonos a quien servimos…¿servimos al dinero, a la rutina? O servimos a nuestras familias, a nuestra persona, a nuestro pueblo…
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Que en estos 8 días podamos ser Nearei Hashem, sirvientes de Ds, y logremos elevarnos a la cima de nuestro propio ser.

NUEVO Rab. Kormis - Quien vivirá y quién morirá

Dice el Talmud en Masejet Rosh Hashana que existen 3 tipos de Yehudim:
Tzadikim Gmurim: Los enteramente justos,
Reshaim Gmurim: los enteramente malvados,
Beinoniim: los intermedios: aquellos cuyos meritos se equiparan con sus transgresiones.

Y continua diciendo el Talmud que los Tzadikim gmurim son inscritos en Rosh Hashana inmediatamente en el sefer hajaim, en el libro de la vida. Los reshaim gmurim son rubricados en el libro de la muerte.
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Mientras que los Beinoniim, los intermedios, que según el Talmud somos la mayoría de nosotros, quedamos en compás de espera hasta Iom Kipur. Si nuestros meritos sobrepasan a nuestros errores, se nos inscribe en el libro de la vida, pero si nuestros errores sobrepasan nuestros meritos, somos inscritos en el libro de la muerte.

Debo confesarles que desde la primera vez que leí esta parte del Talmud he tenido tremendos problemas para entenderla. No solo eso, sino que cada vez que la leo o la repito en las oraciones de Iom Kipur, me embarga un tremendo miedo que algo le vaya a pasar a algún amigo o a algún ser querido durante este año.....

Esta descripción del Talmud me produce terror porque me cuesta creer en un D´s arbitrario, castigador que dice: tu, tu, tu y tu van a morir durante este año...
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Personalmente creo en un D´s del amor, de la vida, un D´s que ama y que quiere a cada uno de Su pueblo.

Y no solo eso, sino que en nuestras tefilot de Iamim Noraim pedimos constantemente ser inscritos en el libro de la vida: Zojreinu lejaim, Ujtov lejaim tovim kol benei briteja, Besefer jaim braja ve shalom ufarnasa tova nizajer venikatev......

Cómo entender entonces esta idea de nuestra tradición y cómo entender que podemos llegar a ser inscritos en un libro de la muerte?

Analizando esta parte del Talmud me encontré con una aproximación a una posible respuesta. Los Baalei Hatosafot, nietos de Rashi y sabios del medioevo que comentan el Talmud, dicen que la vida o la muerte para la cual somos inscritos se refiere al Olam Haba - el mundo por venir.

Una linda aproximación, suficiente para algunos pero no para mí.

En mi concepción del judaísmo, nuestra religión debe ayudarnos y ser nuestra guía no en el mundo por venir, sino en este, nuestro mundo.

Por lo tanto seguí buscando y leí un perush, una explicación maravillosa.
Y presten atención!

El sefer hajaim y el sefer hamavet no se refieren a una vida o a una muerte física para el año que viene, sino que se refieren a una vida y a una muerte espiritual....

Cada uno de nosotros escribe este libro, y si no somos capaces de arrepentirnos sinceramente y de volver a la senda correcta, nosotros mismos nos inscribimos en el libro de la muerte.

D’s tan solo sella nuestro destino, pero somos nosotros los que escribimos nuestra vida.

Iom Kipur es la invitación que nos propone nuestra tradición para pensar qué ámbitos de nuestra vida estamos escribiendo para la vida y que ámbitos de nuestra vida estamos escribiendo para la muerte.

Cuantos de nosotros estamos cometiendo en este minuto no un suicidio físico, sino un suicidio espiritual.

Si Iom Kipur pasa como un día más del año, probablemente no sellara nuestra desaparición física de este mundo, pero les aseguro, significará nuestra desaparición espiritual, por lo menos durante este año que se inicia.

Durante estos diez días de teshuvá rezamos: UJTOV LEJAIM TOVIM KOL BENEI BRITEJA - Inscribe para una buena vida a todos los hijos de Tu pacto.

Quiera D´s que podamos cada uno de nosotros escribir nuestro propio libro de la vida y ser rubricados en él para este nuevo año que comienza.

NUEVO Rab. Kormis - Sur Mera Vaase Tov

(Breve reflexión antes de la Amidá)

Los salmos fueron escritos de acuerdo a nuestra tradición por el Rey David. Nuestros sabios establecieron que distintos salmos sean dichos en distintos momentos de nuestra vida y del año.

El salmo 34, que lo decimos en los rezos de la mañana de Shabat y Festividades, nos dice lo siguiente: Mi haish hejafetz jaim? quién es el hombre que busca la vida?
Es aquel que sur mera ve ase tov, es aquel que se aleja del mal y hace el bien.

Y hay en este salmo una aparente repetición.
Podríamos preguntarnos, no basta solo con alejarse del mal?
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La respuesta es no. Para la tradición judía no es suficiente alejarse del mal. Uno puede alejarse del mal, esquivar las cosas malas e incorrectas de la vida, pero no necesariamente hacer el bien. No porque no haya matado a nadie en mi vida, o no porque no haya mentido o robado, necesariamente voy a estar haciendo el bien.

De acuerdo a la tradición judía, el hacer el bien es una acción en si misma, y no basta solo con alejarnos del mal.

Estamos a punto de comenzar la primera Amida de este año. Que como dice este hermoso salmo, podamos buscar la vida, no sólo alejándonos de lo incorrecto, sino por sobre todo incorporando las acciones de bien en nuestra vida.

NUEVO - Rab. Kormis - El Sr. Magnes

Una de las preguntas que más me intriga de Rosh Hashana es por qué no leemos la primera mañana el relato de la creación. Según nuestra tradición fue en Rosh Hashana cuando D´s creó el mundo y fue también en Rosh Hashana cuando D´s creó al primer hombre. Lo lógico entonces hubiera sido leer el comienzo de Bereshit y no los capítulos que recién leímos referidos a Abraham y su esposa Sarah.
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Creo que hay un mensaje muy profundo en la elección de la lectura de la Tora y la Haftara por parte de nuestros jajamim en la lectura de la Tora y de la Haftara de esta primera mañana de Rosh Hashana. Ambas lecturas otorgan un significado y un mensaje maravilloso a este día.

Hace algunos minutos leíamos como D´s recordó a Sara y a pesar de ser estéril le concedió a su hijo Itzjak. Leíamos también en la Haftara, como D´s se acordaba de otra mujer estéril, Jana, y le concedía a ella también un hijo: el profeta Shmuel.

Lo estéril, aquello sin vida, es el motivo central de la lectura de la Tora y de la Haftara de esta mañana. Y creo que lo estéril es también el motivo central de este día de Rosh Hashana.
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Rosh Hashana es el día en el cual lo estéril se transforma en vida. Es el día en el cual sacamos desde lo más profundo de nuestro ser aquellas cosas dormidas y evaluamos aunque sea una vez al año cual es nuestro verdadero potencial.
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¿Es en este día cuando debemos preguntarnos si estamos realmente utilizando todo nuestro potencial? Si somos dignos representantes de D´s en este mundo.

Cuenta la historia que había sido un día agitado en la gran ciudad.
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El Señor Magnes llegó a su casa fatigado y con la esperanza de ver a su esposa e hijos. Pero llegó tan tarde que ya nadie estaba despierto para darle la bienvenida. La casa estaba en silencio y por la ventana se podía contemplar como las luces de la ciudad iluminaban las calles y como las estrellas habían llenado el cielo.
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Se preparó algo para comer y se sentó en el sofá para mirar algo de televisión antes de irse a dormir. Esa noche, mientras descansaba en su sofá pensando en sus obligaciones y compromisos, recibió la visita inesperada de un desconocido.
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El hombre comenzó a decir que el libro del Señor Magnes había sido todo un éxito. El Señor Magnes lo interrumpió para decirle que había pensado en escribir un libro pero que nunca pudo llevar su idea al papel.
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Luego el misterioso visitante saco de su bolsillo una hermosa poesía que alababa el amor y la vida. La poesía estaba firmada por el Señor Magnes. Jamas he compuesto algo como eso, aunque te aseguro – le dijo- esas frases son como sacadas de mi cabeza.
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Luego la visita comenzó a tocar una hermosa melodía, diciendo que era una composición del Señor Magnes. Nuevamente éste se molestó y le dijo que realmente había pensado en componer la melodía que se escuchaba en ese momento, pero que no lo había hecho por falta de tiempo.

Cuando el invitado se preparaba para retirarse, el Señor Magnes, intrigado, le preguntó quién era, a lo cual su visita respondió: "Yo soy el hombre que tú podrías haber sido".

Los Iamim Noraim no nos fueron entregados para hablar de filosofía y teología. Rosh Hashana y Iom Kipur están dedicados al hombre y a la mujer, a la vida cotidiana. Gente preocupada por su vida, por su familia, por su salud, por su negocio, fábrica, profesión o su empleo.
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Los más jóvenes preocupados por su futuro, los mayores preocupados por el paso del tiempo.

Rabí Najmán de Braslav solía enseñar que el mundo se asemeja a un puente muy angosto y lo fundamental es no tener miedo a cruzarlo.

En el Unetané Tokef, una de las oraciones centrales de esta mañana decimos: "Ve jol baie olam taavir lefaneja kivnei maron"-"En la tierra todos los seres humanos pasan ante ti desfilando cual rebaño ante su pastor”.
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"Hiné Iom Hadin” – “ha llagado el día del Juicio."

Esta es la imagen de Rosh Hashana, en este momento todos estamos pasando delante de D"s, solos, sin familia, sin pareja, sin hijos, y por eso como decía Rabi Najman, el puente parece muy angosto.

¿Pero cual es el parámetro que D´s utiliza para juzgarnos?
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Seguro existen personas más rectas que nosotros y seguro existen otros más pecadores que nosotros. Mientras D´s nos juzga...¿con quien nos mide y nos compara?
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Dicen nuestros jajamim que a la hora del juicio D´s nos juzga con nosotros mismos. D´s nos compara con el potencial que puso en cada uno de nosotros y aún no floreció. Con la chispa divina que reside en nuestro interior y es en potencia una llama de eternidad. No nos compara con nadie que vivió antes, ni con nadie que vivirá después. Nos juzga con lo que nosotros podríamos haber sido y no somos. Con lo que podríamos hacer pero todavía no hemos hecho.
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Toda persona que nace en este mundo representa algo nuevo, algo que nunca existió antes, algo original y único.

Cuenta el Talmud que Rabi Zusya antes de morir le dijo a sus alumnos: "En el mundo por venir no se me preguntará por qué no he sido un líder como Moshé Rabeinu o por qué no he tenido la fe que tuvo nuestro patriarca Abraham. En el mundo venidero solo se me preguntará por qué no he sido Rabi Zusya.

Para llegar a ser lo que somos en potencia es que debemos hacer Teshuva. Hacer Teshuva es buscar en los paisajes de nuestra propia alma los senderos que nos conducen a la autenticidad y a la integridad.
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Rosh Hashana es la pausa sagrada que nos propone la tradición de Israel para llegar a ser lo que estamos llamados a ser. Para realizar toda nuestra potencialidad y de esta forma traer a D´s al mundo.

Que en este Rosh Hashana podamos escuchar nuestra propia voz interior y ser escuchados por D´s tal como escuchó las suplicas de Sara y de Jana.

Que en este día seamos bendecidos con energía, fe y optimismo. Que podamos comenzar a cantar nuestras canciones, encontrar la rima de nuestras poesías y escribir el libro de nuestras propias vidas.

NUEVO Rab. Kormis - Lágrimas de Humo y Lágrimas de Frutos

(Breve reflexión antes de la Amidá de Arvit en Iom HaKipurim)
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En Iom Kipur tenemos cinco Amidot, y nos estamos acercando a la primera de ellas. En Iom Kipur solemos derramar lágrimas. Algunas de ellas se ven y otras no.

El Talmud en Masejet Shabat (151b) nos habla sobre distintos tipos de lágrimas. Algunas producidas por la risa, otras producidas por la tristeza y un tipo de lágrimas muy especial: lagrimas de humo y lagrimas de frutos.

¿A qué se refiere el Talmud cuando habla de lagrimas de humo y lagrimas de frutos?

Desde una lectura literal, las lágrimas de humo son aquellas que se producen cuando estamos en contacto con el humo. Nos empiezan a doler los ojos y comenzamos a llorar. Las lagrimas de frutos son aquellas que se producen cuando estamos en contacto con algún fruto acido o demasiado fuerte.
Por ejemplo con las cebollas, o cuando por ejemplo comemos un limón o una naranja muy acida y lloramos.

Pero permítanme una lectura distinta antes de nuestra Amida. Lagrimas de humo y lagrimas de frutos. O mejor: lágrimas que se hacen humo y lágrimas que dan frutos.

En este día de Iom Kipur, se nos viene a la mente los distintos momentos que vivimos durante este año. Tanto los buenos como los malos. Seguramente tuvimos lágrimas de alegría y lagrimas de tristeza. Seguramente tuvimos también lágrimas que se hicieron humo y lágrimas que dieron frutos.
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Las lágrimas que se hacen humo nos dice el Talmud, no nos sirven, porque solo se quedan en eso.
Pero por el contrario, las lagrimas que dan frutos, son buenas y nos hacen avanzar en nuestra vida.

Pensemos en esta primera Amida de Iom Kipur sobre las lágrimas que derramamos este año. Cuales fueron por alegrías que tuvimos y cuales por tristeza. Pero pensemos por sobre todo en aquellas lagrimas que se hicieron humo y en aquellas lagrimas que dieron sus frutos.

viernes, 21 de septiembre de 2007

NUEVO Rab. P. Berman - Gracias a la Vida

Pensaba hablarles de otras cosas esta noche. Pensaba hablarles de la Teshuva, de las transgresiones, de los errores y de los aciertos, de cómo muchas veces en nuestras vidas cometemos faltas graves. Pero algo no me convencía, mientras lo escribía descubría que no era el mensaje que quería transmitirles esta noche de Rosh Hashana. Yo quiero hablar con ustedes de otra cosa.
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Siempre he guardado en el cofre de mis recuerdos, las tapas de un disco, recuerdan los discos de música, de pasta, negros, con surcos…recuerdo las tapas rosas, el dibujo de una mujer y el nombre de la cantante y poeta, Violeta Parra, y en letras gigantes el nombre del trabajo, el nombre de ese disco: “Gracias a la Vida”.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que amo.
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Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.
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Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con el las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.
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Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.
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Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.
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Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.
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Gracias a la vida que me ha dado tanto.

Gracias a la Vida. Esta noche de Rosh Hashana quiero decir con ustedes Gracias a la Vida. Rosh Hashana es el momento más hermoso y más oportuno para decir Gracias a la Vida. Gracias Di’s por haberme regalado la vida. Gracias papa y mama por haberme dado la oportunidad de conocer esto tan maravilloso, que llamamos Vida.

El alumno se atormentaba una y otra vez preguntándose por la verdad más alta. Se dirigió a su maestro y le pregunto:
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-Maestro, dijo el alumno con sencillez y contundencia: ¿donde esta la verdad mas profunda?
-En la vida de cada día, respondió el maestro.
Extrañado y decepcionado el alumno replico:
-Pero yo no veo verdad alguna en la vida de cada día, se lo aseguro.
-Esa es la diferencia, dijo el maestro sonriendo, que unos la ven y otros no.

En la vida de cada día, ahí esta la verdad mas alta, la verdad mas profunda. Por eso unos la ven y otros, no la ven. Estos días son para tomar conciencia del regalo que tenemos, pero tomar conciencia en serio de por que estamos aquí, a que debemos comprometernos, que vida debo llevar, como enfrento los momentos difíciles que la vida en algún momento también nos depara. Algunos la ven y otros no la ven. Si la vemos, estos días serán para nosotros de profunda introspección y concentración, de fijar nuestras miradas en nuestras almas y en nuestros libros para que realmente este nuevo año traiga un cambio positivo en nuestras vidas. Si no la vemos, continuaremos como siempre, pendientes del teléfono celular, y mirando el reloj escudriñando cuanto falta para terminar el rezo.
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Por eso el comienzo de un año judío no es con cohetes ni estrellitas de colores, estamos felices de estar vivos y justamente por eso hay que hacer balance, hay que mirar hacia adentro y ver que somos y donde estamos en este momento de nuestras vidas. Dice el filosofo, “para poder vivir verdaderamente, hay que renacer, para renacer, primero hay que morir, y para morir, primero hay que despertar”.
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En que etapa estamos sea tal vez la gran pregunta de Rosh Hashana. Porque Rosh Hashana nos invita a despertar, a despertar enserio. Y la tradición judía nos regalo un despertador en serio, el Shofar. Porque no hay verdadero saber sin despertar. Y no hay despertar sin una modificación profunda de la visión interior. Y no hay visión confiable sin compromiso con la verdad. Y no hay mas verdad que la descubierta dentro de nuestro ser.
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Estos días de Iamim Noraim, son un proceso de limpieza. Imaginen el cristal de una ventana que no ha sido lavado durante un año. Está polvoriento; esta sucio; esta mugriento. Tal vez hasta adornado por telarañas. Aunque el sol pueda brillar fuera de aquella ventana, la luz no penetrará hasta que el cristal haya sido limpiado. Cada uno de nosotros es un cristal, y aunque Di's brille, no podremos ver absolutamente nada hasta que nosotros nos tomemos el tiempo para quitar aquello que nubla nuestra visión, quitar aquello que nos impide ver.
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Eitan me reclamaba los otros días que aun no había visto nunca una salida del sol, si he visto las puestas del sol, me comentaba, pero no la salida. Para poder presenciar un momento así, hay que levantarse temprano, ganarle al sol, y eso no es fácil, al menos para mi, de eso se trata, y eso les decía, Rosh Hashana nos propone despertarnos en serio, y esto incluye también al Rabino.
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Pero quería hablarles de una puesta del sol, una muy particular. Las puestas del sol siempre han sido experiencias trascendentes en mi vida, relata el Bucay en uno de sus libros. Quizá sea el rastro dejado por el Principito, aquel mágico personaje de Saint Exuspery que un día vio ponerse el sol 47 veces mudando su silla unos metros en su pequeño planeta, quizá, por fin, sea solo porque una puesta de sol es en si misma una experiencia estéticamente desbordante. Tuve la oportunidad en mi vida, cuenta el autor, de recorrer muchos países en mi vida. En uno de los viajes, a las puestas de sol de Estambul, siguieron las de Atenas, una en la Acrópolis y otra desde el monte Lycos.
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Creía que nada podía superar esas sensaciones. Pero me había equivocado. La siguiente puesta de sol la vi en Mykonos, y me quede paralizado frente a la belleza; hasta que la isla de Santorini me hizo conocer la perfección. Al norte de la isla en un pequeño pueblito llamado Ios, asistí a lo supremo. Una puesta de sol que 45 fotos disparadas por mi no alcanzaron a retratar. Sin embargo esto aun no era todo. Faltaba aun el paraíso, Taormina. Nada que pueda ser dicho en palabras puede describir esa bellísima ciudad de Sicilia. Los paisajes, la gente, la ciudadela en lo alto, y por supuesto el Etna, el volcán que humeando constantemente recuerda que esta dormido pero vivo.
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Me acordare por muchas cosas de este viaje pero sobre todo me acordare por una pequeña conversación que tuve con Giovanni, un señor de unos 38 años que atendía un pequeño café en el pueblo que esta enclavado en la ladera este del volcán. El Etna tiene dos laderas, una volcánica y otra llana, una por donde el volcán derrama lava cuando entra en erupción y la otra mas segura, adonde la lava nunca llega. Para mi sorpresa, el pueblo de Giovanni esta construido en la ladera peligrosa. El pueblo que se reconstruyo siete veces, una después de cada erupción del Etna.
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-¿Por que reconstruyen este pueblo aquí, una y otra vez? Pregunte adivinando la respuesta.
-Mire, mire, me dijo Giovanni, mire el mar y la playa, y la montaña y la ciudad...este es el mas bello lugar del mundo. Mi abuelo siempre lo decía.
-Pero el volcán esta en actividad, puede volver a entrar en erupción, le dije.
-Mire, signore, el Etna no es traicionero, el volcán siempre avisa, nunca estalla de un día para el otro. Y cuando esta por lanzar, nos vamos. Me contesto como si fuera obvio.
-¿Pero y las cosas?, los muebles, el televisor, la heladera, la ropa...proteste.
Giovanni me miro, respiro profundo, apelando a la paciencia que los sabios tienen con los que solo la jugamos de ilustrados y me dijo:
-¡Que importa de las cosas, signore, si nosotros seguimos con Vida, todo lo demás se puede volver a reconstruir!
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“Si nosotros seguimos con vida, todo lo demás se puede volver a construir”. Es genial. Rosh Hashana, Iom Kipur, nuestra tradición judía es eso, tan sencillo y tan complejo, es una puesta de sol cada día, y una nueva salida, es Gracias a la Vida, por que mientras estamos vivos, pase lo que pase, podemos volver a reconstruir, lo que se rompió, lo que se quebró, el judaísmo como sabiduría y como tradición, en esta relación mano a mano con Di’s podemos reconstruir. Que importan las cosas, que importan los muebles, los televisores 50” y los celulares de ultima generación. Importa la Vida. Me importa la Vida.
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En esta noche especial, profunda y espiritual de Rosh Hashana, en esta cabeza del año quiero quedarme con las palabras de Giovanni, si nosotros seguimos con vida todo lo demás se puede volver a construir. Eso es exactamente “gracias a la vida”.
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Estamos juntos en este viaje, tres años que navegamos juntos por la vida judía, conozco a cada uno, cada día un poco mas, me conocen, son cada uno de ustedes una parte de mi con todo lo que somos, con todo lo que llevamos, con nuestros defectos y nuestras virtudes que en alguna medida todos tenemos. Y todos, cada uno de nosotros, con nuestros hijos y nuestros nietos, estamos aquí para declarar delante de Di’s, “Gracias a la Vida”

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Que el canto de todos nosotros se eleve a Di’s en estos días tan especiales de encuentro. Que nuestras plegarias nos unan y nos comprometan a ser fieles a los más altos ideales del pueblo judío y de la humanidad. Que Di’s escuche nuestras plegarias pidiendo por un mundo mejor, un mundo mas humano, un mundo mas tranquilo y que Di’s los bendiga con Shalom de cuerpo y de alma. Que Di’s nos oriente a elegir cada día, siempre la bendición y la vida.

Ktiva ve jatima tova. Que seamos inscriptos y sellados cada uno de nosotros y de nuestros seres queridos en el Libro de la Vida de la Bendición y de la Paz. Amen.