Rab. Levy - Las Apariencias Engañan

Una pareja está sentada en el lobby de un hotel. De repente, cruza la puerta una joven muy linda y con toda inocencia, el hombre le dice a su esposa:- "Es bonita".

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-"¿Bonita?"- respondió la mujer - "En primer lugar, está muy maquillada. El lápiz labial es exactamente del color equivocado y la base la hacer verse muy pálida".

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-"Tiene lindos ojos", dijo el marido.
-"Oh, por favor...Usa lentes de contacto de color, nadie tiene los ojos tan azules."

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- "Bueno, tiene un hermoso cabello", insiste el hombre.
-"Hermoso cabello… la mitad son extensiones y la otra mitad está teñida".

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- "Su vestido le queda bien".
-"Claro, si te gustan los vestidos de la década del 80, es un lindo vestido".

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Finalmente, el marido se da por vencido y dice: "Bueno, sigo pensando que es guapa".
-"No sé", responde la mujer. "No la vi bien".

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No hace falta que les diga que juzgamos por las apariencias, por la exterioridad. Es parte de nuestra cultura, de nuestra sociedad y del tiempo que nos tocó vivir.

Sin embargo el Judaísmo nos enseña algo muy diferente. En nuestra Tradición hay innumerables historias donde D´s o los sabios, valoran la capacidad y el talento en una persona que el resto de la gente ignoraba.

El Tanaj nos cuenta que el profeta Shmuel se dirigió a la casa de Ishay, porque D´s le había revelado que entre sus hijos estaba el futuro rey de Israel.

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Yshai le presentó a cada uno de sus siete hijos, y entre ellos no estaba el futuro líder. Un poco desilusionado, Shmuel preguntó si no tenía más hijos, a lo que el padre contestó: "aún tengo uno, el más pequeño que es pastor y está en el campo."

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Finalmente traen a David y ese hijo olvidado, se convierte en el más grande de los monarcas de Israel.

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D´s le dice al profeta una frase que resume una gran sabiduría: "El hombre mira a los ojos, pero D´s mira el corazón".

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Este relato nos muestra como D´s observa en cada uno de nosotros virtudes que nosotros mismos muchas veces desconocemos u ocultamos. Cada ser humano ha sido creado a imagen de D-s y, por lo tanto, nunca ha habido otro hombre o mujer como tú y nunca lo habrá. Eres único, original e irrepetible. Sea cual fuera tu misión en este mundo, te pertenece solo a tí, y sólo por tí puede ser cumplida. Reconocer las virtudes que los otros poseen es la oportunidad para ponderar toda tu fuerza creadora que debes descubrir y desarrollar.

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Llegar a ser uno mismo, no ocurre mágicamente. Requiere tiempo, esfuerzo, dedicación y la firme decisión de exteriorizar todo aquello que está oculto y debe florecer.

Cuenta el Talmud que Resh Lakish, comenzó su vida como un ladrón. Un día Rabbi Yojanan, se encontró con Resh Lakish y supo ver en el algo especial. Rabi Yojanan insistió que alguien con el vigor y la fortaleza de Resh Lakish podría dedicar su vida a propósitos más nobles, que ser bandido. Reish Lakish comenzó a estudiar Torá, y con el tiempo, se transformó en un prominente maestro, porque alguien fue capaz de ver no solo lo que era, sino también lo que este hombre podía ser.

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Rabi Yojanan nos enseñó que el ser humano, es el único que puede reír y llorar al mismo tiempo. Porque es también la única criatura que percibe la diferencia entre lo que es y lo que podría ser.

Ha llegado la hora de Neilá, se acerca el final de Yom Kipur. Estas cansado, debilitado, luego de un largo día de rezos, un intenso día de introspección y meditación. El hambre y la sed comienzan a sentirse. Te envuelve la emoción de saber que un nuevo Yom Kipur ha pasado y frente a tí un año de inimaginables opciones acaba de comenzar.

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En estos momentos estas llamado a percibir un mundo posibilidades en tí y en los otros. Tú puedes elegir actitudes positivas que te acercará a tus sueños, para hacer más de lo que haces, para ser más de lo que eres.

Neilá señala que tu mundo interior, no depende de tu pasado, tu riqueza, tu educación o tu familia. Depende de la pasión y la energía que arde en tu corazón, para imaginar lo invisible, para observar más allá de las apariencias, y percibir todo lo nuevo que podría ser.

Queridos amigos:

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Quiero pedirles que al finalizar el ayuno de este Yom Kipur, cuando regresen a sus hogares y se reúnan con sus familias y levanten una copa; no lo hagan simplemente deseando trabajo, salud o una vida sin fracasos y desilusiones. Les pido que levanten la copa y digan "Lejaim", para reconocer en cada uno de Uds., en sus parejas, en sus hijos, en sus nietos, en sus amigos, la oportunidad de cambiar, de crecer y ser diferentes.

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Levanten la copa y digan, "Lejaim", "Por la vida", por lo que la Vida tiene para ofrecer, un sin fin de posibilidades y potencialidades en cada uno de nosotros.

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"Lejaim", "Por la Vida"