lunes, 10 de septiembre de 2007

Rab. Iugt - Kol Nidrei 5767

Raban Shimón ben Gamliel, el famoso sabio de la época de la Mishná, dijo: “no hubieron mejores días para Israel que el 15 de Av e Yom Kipur”. (Tannit 4:8)

Escucharon bien lo que acabo decir, Yom Kipur es el mejor día del año. Créanme, por favor que Raban Shimón no era masoquista. Es que en aquellos tiempos el judaísmo no sólo definía lo bueno y lo malo, sino que también le indicaba a los creyentes qué hacer cuando se sentían abrumados por la sensación de no cumplir con lo que se esperaba de ellos.

Cuando el Beit hamikdash existía, nuestros antepasados llevaban al altar un sacrificio, un korban jatat, una ofrenda por el pecado.

¿Para que? No era para saldar las cuentas con un acto bueno compensando cada acto malo, ni menos aún se trataba de una especie de soborno a D”S para que no tomara en cuenta la ofensa.

El objetivo era conectar al donante con lo mejor de su naturaleza, para que pudiera decirse a sí mismo: “en ocasiones soy débil e insensible, pero a veces también puedo ser fuerte y generoso. No soy una mala persona. Soy alguien que a menudo hace las cosas mal, pero más comúnmente hago cosas buenas. Y puedo mejorar”.

Por ello es que nuestros sabios enseñan que no había persona más feliz en todo Jerusalem, que aquél que traía su ofrenda, ya que al irse se iba sintiéndose perdonado.

Pensémoslo de esta forma; en todos los jaguim las mitzvot recaen sobre algo ajeno. En Purim recae sobre la lectura de la meguilá, en Pesaj sobre la Matzá, en Rosh Hashaná sobre el Shofar, y en Sucot sobre la sucá; pero en Yom Kipur la mitzvá recae sobre cada uno de nosotros.

Dice el texto de la Torá, refiriéndose a este día de Kipur: “Veinitem et nafshoteijem” Afligiréis vuestras almas.

Sin embargo la misma raíz de inui, se puede utilizar para cantar, según lo interpreta el talmud, por lo tanto podríamos decir que Yom Kipur es el momento ideal para dejar que nuestras almas canten.

El Alma es el tejido propio de lo que somos. Es el alma la que nos impulsa a hacer buenas obras, la que nos da energía.

Sin conciencia del alma no puede haber crecimiento personal, porque es el alma la que expresa la insatisfacción, que es en definitiva, lo que nos motiva a crecer.

Por ello nuestros sabios de bendita memoria, nos enseñaron que en este sagrado día debemos ayunar. Porque no debemos estar pendientes de las necesidades de nuestro cuerpo, como solemos hacerlo el resto de los días, sino que más que nunca debemos alimentar nuestra neshamá.

El alma nos enseña humildad. El alma es nuestro costado trascendente, siempre hacia arriba como la llama de una vela.

Por ello el día de hoy ayunamos, porque debemos alimentar el alma más que nunca, y la educación y la virtud son la comida de nuestra neshamá, nuestra alma.

Por lo tanto la clave del sentido y la felicidad en la vida, entonces, está en nuestras propias manos.

D”s nos está hablando en este día, repetido a través de todas las generaciones. ¿Que es lo que nos dice?

Que debemos acrecentar nuestra riqueza, si, no me equivoqué, nuestra riqueza, nuestra riqueza espiritual.

Las personas con inteligencia espiritual, aprendimos el pasado Martes en el Yom yiun de la WIZO son concientes de que son mas que un cuerpo, más que una mente y unas emociones, por lo que recargan permanentemente su espíritu.

¿Como alimentar nuestro espíritu?

Siendo concientes de nuestra misión en la vida, orientándonos a un trabajo con significado y entendiendo la importancia de servir.

Teniendo humildad, es decir la suficiente capacidad de ver más allá de nuestro ego e individualidad.

El ser humano necesita encontrar un sentido en su vida. Este se halla cuando servimos a una causa más grande que uno mismo, cuando ayudamos a los demás.

Una persona desarrolla su espiritualidad cuando sus acciones y emociones son guiadas por el amor.

El espíritu no se enriquece deseando prestigio o bienes, mas bien, se desarrolla cuando pasamos por encima de nuestros deseos egocéntricos y tomamos una actitud de servicio y amor hacia las personas.
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En lugar de elevar nuestra sensación de valía personal a través de la enorme cantidad de estímulos externos, busquemos hacerlo logrando una mayor conexión con nuestro mundo interior.

Este sagrado día de Yom Kipur, tiene tanta trascendencia para nuestro pueblo, porque nos enseña que la felicidad no está en los logros, sino en el camino para conseguirlos.

A la felicidad no hay que perseguirla, ya está en nosotros, solamente tenemos que hacer que aflore.

Me enseñaron una vez que los días más importantes del año no son los que están entre Rosh Hashaná e Yom Kipur, sino por el contrario son aquellos días que transcurren entre este Yom Kipur y el siguiente Rosh Hashaná.

Quiera D”S que aprendamos que el hombre jamás podrá ser feliz si no alimenta su alma tal como alimenta su cuerpo.

Tenemos todo un día para alimentar nuestra idishe neshume y dejarla con el estanque llena, aprovechemos la instancia maravillosa que D”S no da y mañana por la noche cuando escuchemos el sonido del shofar, anunciando que ya este día habrá culminado, podamos haber crecido un poco más internamente, saliendo de la sinagoga, al igual que nuestras generaciones anteriores, sintiéndonos libres, vivos y perdonados.


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